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- Isaías 3, 20
- Aunque el Señor te dé el pan del sufrimiento y el agua de la aflicción, El, que es tu maestro, no se esconderá más. Con tus propios ojos lo verás.Isaías 3, 20Señor Dios del consuelo y la esperanza te pedimos que algún día podamos contemplar tu rostro y vivir resucitados de nuestro dolor.
A ti sea el Honor y la Gloria, por los siglos de los siglos.
Amén. - Isaías 25, 6
- En el monte Sión, el Señor todo poderoso prepara para todas las naciones un banquete con ricos manjares y vinos añejos, con deliciosas comidas y los más puros vinos.Isaías 25, 6Señor Dios nuestro, encamina nuestros pasos hacia el banquete del Reino, donde viviremos en la alegría permanente.
Amén. - Isaías 30, 23
- El Señor te dará lluvia para la semilla que siembres en la tierra y la tierra, producirá trigo abundante y fertil.Isaías 25, 6Bendito seas, Señor por la sabiduría y la belleza con que hiciste todas las cosas.
¡Gracias por la naturaleza y por la Creación que nos sostiene!
Bendice Señor este alimento que viene de tu mano.
Amén. - Isaías 55, 1
- Todos los que tengan sed vengan a beber agua. Los que no tengan dinero, vengan. Consigan trigo de balde, y coman. Consigan vino y leche sin pagar nada.Isaías 55, 1Te bendecimos, Padre, porque estamos invitados al banquete de tu Reino.
Allí nadie pasará hambre ni dolor.
Ayúdanos a construir tu Reino cada día.
Amén. - Isaías 55, 2-3
- ¿Porqué dar dinero a cambio de lo que no es pan? ¿Porqué dar su salario por algo que no deja satisfecho? Oiganme bien y comerán buenos alimentos, comerán cosas deliciosas. Vengan a mi y pongan atención. Escúchenme y vivirán.Isaías 55, 2-3Señor, solo tu nos alimentas con el Amor de cada día ayúdanos a ser servidores alegres y trabajar por el bienestar de toda la familia humana.
Amén. - Isaías 58, 7
- El ayuno que a mí me agrada consiste en esto: …En que compartas tu pan con el hambriento y recibas en tu casa al pobre sin techoIsaías 58, 7Señor, danos un corazón generoso para compartir nuestro pan y nuestro Amor.
Ayúdanos a reconocer tu rostro en todos nuestros hermanos.
Amén.
El libro de Isaías fue redactado por varios escritores con diferentes estilos, pero guarda una profunda unidad. Los estudiosos distinguen en él tres obras distintas, llamadas Primero, Segundo y Tercer Isaías.
Este libro es el que mejor prepara para recibir la Buena Nueva de Jesús, por lo que se lee con frecuencia en la liturgia. Los tres Isaías insisten en la santidad de Dios, la gravedad del pecado contra él y los hermanos, el valor de la conversión, la gloria de Dios, la fidelidad de Dios hacia el pueblo elegido, y los anuncios mesiánicos.
El Primer Isaías (Is 1 - 39) fue llamado por Dios en el templo (740 - 687 a. C.). Declaró el peligro de aliarse con poderes extranjeros, pues Dios quería que confiaran solamente en él; denunció la injusticia y la opresión de los pobres, y fomentó la esperanza al anunciar la venida de un rey perfecto.
El Segundo Isaías (Is 40 - 55) profetizó durante el exilio en Babilonia (587 - 538 a. C.). Retomó los temas del primer Isaías para orientar y animar a los cautivos en tierra extrajera. Su mensaje creaba conciencia del pecado nacional y proclamaba la esperanza que viene con la conversión. Entre sus profecías están los célebres poemas del siervo del Señor y la promesa de que Israel regresará a su tierra.
El Tercer Isaías (Is 56 - 66) profetizó Jerusalén, durante el tiempo de la reconstrucción del templo y la ciudad (537 - 500 a. C.). Reavivó la exigencia de justicia y fidelidad ante las prácticas injustas y la apatía religiosa, y abrió horizontes universales en esa época en que nacía el judaísmo. Sus últimas profecías anuncian un Israel perfecto y "un cielo nuevo y una tierra nueva" (65,17), promesa que se repite en Apocalipsis (Ap 21).
Este libro es el que mejor prepara para recibir la Buena Nueva de Jesús, por lo que se lee con frecuencia en la liturgia. Los tres Isaías insisten en la santidad de Dios, la gravedad del pecado contra él y los hermanos, el valor de la conversión, la gloria de Dios, la fidelidad de Dios hacia el pueblo elegido, y los anuncios mesiánicos.
El Primer Isaías (Is 1 - 39) fue llamado por Dios en el templo (740 - 687 a. C.). Declaró el peligro de aliarse con poderes extranjeros, pues Dios quería que confiaran solamente en él; denunció la injusticia y la opresión de los pobres, y fomentó la esperanza al anunciar la venida de un rey perfecto.
El Segundo Isaías (Is 40 - 55) profetizó durante el exilio en Babilonia (587 - 538 a. C.). Retomó los temas del primer Isaías para orientar y animar a los cautivos en tierra extrajera. Su mensaje creaba conciencia del pecado nacional y proclamaba la esperanza que viene con la conversión. Entre sus profecías están los célebres poemas del siervo del Señor y la promesa de que Israel regresará a su tierra.
El Tercer Isaías (Is 56 - 66) profetizó Jerusalén, durante el tiempo de la reconstrucción del templo y la ciudad (537 - 500 a. C.). Reavivó la exigencia de justicia y fidelidad ante las prácticas injustas y la apatía religiosa, y abrió horizontes universales en esa época en que nacía el judaísmo. Sus últimas profecías anuncian un Israel perfecto y "un cielo nuevo y una tierra nueva" (65,17), promesa que se repite en Apocalipsis (Ap 21).